viernes, 4 de diciembre de 2015

El mayor, e irrebatible, acierto del Partido Popular

    Desde que en 1989 se fundara el Partido Popular sus responsables han tomado muchas decisiones. La primera tal vez fue refundar Alianza Popular creada en 1976 y liderada por Manuel Fraga para congregar a muchos ex-jerarcas franquistas bajo unas siglas democráticas que les permitieran seguir controlando el juego político, y a la par recoger al resto de las tendencias de derechas y rebañar los restos centristas dejados por el cadáver de la UCD, la otra gran opción de los más moderados herederos de la larga travesía franquista.

    Manuel Fraga, el insigne gallego de la localidad lucense de Villalba, famosa por sus capones, volvió a ser el líder de la nueva formación. Fraga había sido, a su vez, famoso por, entre otros cargos ocupados en el régimen dictatorial, ser ministro franquista de información y turismo o embajador en Londres, y entre otras acciones, bañarse en la playa de Palomeras tras caer en la zona restos de armamento nuclear o proclamar que la calle era suya, en 1976, cuando era ministro de la gobernación y vicepresidente del primer gobierno de la transición, y tras prohibir una manifestación del primero de mayo en Vitoria. 

    El renovadamente democrático líder político gallego había logrado hasta entonces ocultar las esencias fascistas y franquistas de su creación política bajo el disfraz de la democracia y trasladó esa máxima a su remodelada secuela a la que continuó asignando la engañosa denominación "Popular", sustituyendo el protagonismo de la evocadora "Alianza" por la innovadora "Partido", y mutando de su antiguo nombre para dejar de ser una confederación de partidos para convertirse en único. Se afianzaba así el Partido Popular con el incombustible Manuel Fraga Iribarne al frente para unos pocos meses después encontrar en José María Aznar el perfecto heredero de su legado nombrándole presidente y pasando el veterano lucense a ocupar la presidencia honorífica. En 2004 Mariano Rajoy sustituyó a Aznar en las riendas del PP, continuando la labor iniciada por Fraga de velar por los intereses de los poderosos, mantener la unidad de una grande y libre y continuar con la pulcra, y casi legendaria, memoria del franquismo (que también parecen honrar Albert Rivera y su Ciudadanos desde hace ya dos lustros, aunque parezca recién nacido), ignorando la de los cien mil muertos que aún siguen enterrados en las cunetas de este país. Incluso las prácticas contables se mantuvieron, al menos hasta que se descubrieron los tejemanejes de Luis Bárcenas y los sobres con dinero negro.

    Durante todo este tiempo ese partido que nos gobierna con un desprecio total hacia los más desfavorecidos, sean trabajadores, parados, inmigrantes, dependientes, enfermos, estudiantes, jubilados,... y una entrega enfermiza a los poderosos, sean banqueros, empresarios, obispos, especuladores, mafiosos y ladrones de guante blanco en general, ha tomado múltiples decisiones, para algunos acertadas en ocasiones, para otros no tanto ni tantas veces, puesto que todo es subjetivo. 

    Lo que sí es objetivamente el mayor, e irrebatible e incuestionable, acierto del Partido Popular desde sus primeras andanzas, y aunque en los últimos 25 años ha remodelado siete veces su logotipo ha sido mantener en él la silueta de la gaviota, pues representa la esencia con la que gobiernan. Podían haber elegido un buitre, por su carácter carroñero o por la segunda acepción recogida en el diccionario,  Persona que se ceba en la desgracia de otro, como demuestran las políticas del gobierno Rajoy; podían haber elegido un cerdo, una rata, una vívora, e incluso un gusano, o una hiena (el perro me parece demasiado noble para incluirlo en una lista de animales detestables) por las cualidades negativas figuradas de esos animales y que colorean el corrupto sistema de especulación y desigualdad que rige nuestra sociedad; pero por una vez tuvieron la visión global de un animal que, más allá de sus cualidades naturales, aúna las repugnancias que simbolizan todos ellos. 

    La gaviota, perenne emblema que representa al PP, no sólo es el ave voraz e incansable que se alimenta básicamente de lo que pesca, tal y como la define la RAE, sino que se comporta como un verdadero carroñero aprovechando los desperdicios de los pesqueros o rebuscando en los vertederos, tampoco tiene ningún problema en robar los huevos o capturas de otras aves, o de cualquier otro ser al que considere más débil en ese momento, incluidos turistas, niños o despistados. Así pues, aunque la gaviota tiene habilidades para poder cazar, se ha amoldado a la comodidad de ser carroñera, robar o utilizar cualquier otra estratagema para alimentarse. Lo mismo sucede con muchos dirigentes del PP, que aunque pueden trabajar para ganarse la vida, prefieren enriquecerse con corruptelas y artimañas carroñeras, tal vez por eso lleven la gaviota en su emblema. 

    Es cierto que el  creador del logotipo allá por 1989, Fernando Martínez Vidal, no se cansa de repetir que la silueta de la ave pertenece a un charrán, "una ave marina que vuela alto, no como la gaviota que es una ave carroñera que vuela bajo, y va comiendo basura". Pero el propio PP reivindica el mayor acierto de su historia y en sus estatutos confirma que su logotipo: «está integrado por las palabras Partido Popular cobijadas bajo un símbolo que representa una gaviota con las alas desplegadas».No hay duda, no es una ave marina, sino carroñera, y sólo en un vertedero de Madrid hay censadas más de 10.000. Me pregunto si Bárcenas, Granados, Rato, y otros tantos insignes peperos están incluidos en ese censo...

   No te olvides repasar los méritos de cada uno de ellos, y de quienes les avalan, amparan y encubren,  antes de votar el próximo día 20.

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