Cuervos ingenuos y buitres taimados

La madrugada de ayer, 12 de julio,  nos dejó a los 71 años el genial cantautor madrileño Javier Krahe. Su corazón no pudo resistir la mediocridad de los líderes planetarios serviles al capital y a las élites, y crueles con los pueblos y los débiles, que se encarna plenamente en el gobierno pepero que asola nuestro país desde 2011. Krahe, maestro de la ironía inteligente y del sarcasmo,  en su dilatada carrera desde 1980 publicó una quincena de álbunes, entre ellos varios en directos discretos, como le gustaba compartir sus creaciones, y algunos compartidos con otros autores, tenía previsto tomarse un tiempo de descanso para componer sus nuevas obras.

Entre su amplio legado citaremos sólo algunas canciones, como La hoguera, en la que argumentaba su preferencia sobre ese método para ejecutar la pena capital, Carne de cañón al chilidrón, donde explicaba esta receta denunciando como el poder utiliza a los más humildes, Un burdo rumor en la que proclaba la supremacía de la calidad sobre la cantidad o Señor juez, canción en la que parodiaba amargamente la prioridad en la justicia de las formas sobre los contenidos.

Pero quizás la más conocida y polémica de sus creaciones fue Cuervo Ingenuo, tema en el que se identificaba con un confiado y humilde piel roja engañado por el todopoderoso presidente blanco, en alusión al fraude realizado por Felipe González a sus electores al procurar la entrada de España a la OTAN  cuando en la campaña electoral había defendido lo contrario, abriendo de modo nítido y visible la retahíla de incumplimientos politicos y sociales que rebosan los currículos de nuestros líderes y dirigentes, y es que hay demasiado taimado buitre entre sus filas, por mucho que se quiten las corbatas o cambien sus logotipos y cifras.

 Cuervo ingenuo fue censurada por el PSOE.

Ahora, que es el PP el que pretende censurar cualquier tipo de protesta, el corazón del Gran Cantautor Poeta Cuervo Ingenuo, que nos enseño que todos podíamos ser cuervos ingenuos dirigidos por taimados buitres, no ha resistido más y no podrá ver el imparable cambio que se aproxima. Para ello sólo hay que mirarse al espejo y dejar de ser lo que refleje, sea un ingenuo cuervo o un taimado buitre.  Con que cambien los primeros, que son muchísimos más,  será suficiente.